El Humo, la reculada y el Bluff
Ayer por la tarde, la Presidenta Cristina Fernández encabezó un acto en la Casa Rosada en el que anunció medidas referentes a Malvinas. Mucha expectativa se había creado en los cuatro días previos en torno a que cosas se anunciarían, y –ahora- parece ser tiempo de analizar las reacciones a esos anuncios.
En lo que va desde la tarde-noche de ayer a hoy, tres teorías posibles sobre el alcance y naturaleza de esos anuncios, parecen ir imponiéndose entre los que piensan y debaten este tema. A continuación un breve análisis sobre ellos.
El humo:
Casi religiosamente, cualquier acto de este Gobierno en torno a Malvinas es catalogado por algunos sectores y analistas como “humo”. La idea es que el Gobierno de CFK (el mismo de siempre que ya va por se tercer periodo, según este análisis) utiliza y agita la causa Malvinas con tal de “ocultar y distraer” a la “opinión pública y el pueblo” de cosas que ocurren en el país. Así, cuando en Septiembre CFK habló ante la ONU, intentaba ocultar una campaña electoral ganada; en Junio, había pretendido distraer y convocar en torno a su figura para ocultar la “cierta imposibilidad de que hubiera Internas en Agosto”; cuando algunos meses antes había dado el nombre de Tte Fiorito al helipuerto de la Casa Rosada, era “simple oportunismo”… y la lista es tan extensa como actos en torno a Malvinas han sido hechos.
Ciertamente parece una niñería propia de un prejuicio ideológico muy primitivo el asignar a cada acto del Gobierno en torno a Malvinas la función de “humo”, es decir, de ocultamiento de otras cosas. Las movilizaciones de Famatina no se ocultan mas que lo que los noticieros de TV dispongan, los desastres de la lluvia en Córdoba y Buenos Aires no se ocultan simplemente por hablar de Malvinas, y –en estos días mas que nada- que los habitantes de la ciudad capital tengan que hacer cola para conseguir la tarjeta SUBE en condiciones inclementes, no se puede –como el Sol- tapar con una mano. Flaco favor a la “causa de Malvinas” y al resto de las expresiones y causas populares hacen quienes pregonan que cada acto del gobierno es “humo”; poco conocen –y por ello desprestigian- la tradición, patriotismo y sagacidad del Cuerpo Profesional de la Diplomacia Argentina.
“La reculada”:
En segundo lugar, y siempre fundamentándose en las expectativas que se habían creado en los días previos al discurso de ayer, cabe hablar de la posibilidad de que –en realidad- los anuncios originales hubieran sido “cajoneados” o suspendidos, e intercambiados por los que ayer se escucharon.
En varios espacios (escritos, virtuales y televisivos) se había especulado con dos posibles (y graves) medidas: una, la suspensión del permiso de tránsito por espacio aéreo argentino para el vuelo de LAN; dos, la posibilidad de propulsar una resolución al conflicto de la Soberanía en otro ámbito jurídico externo (en la línea de una idea que parece haber venido ganando fuerza en los últimos años, se llegó a especular con una presentación ante el tribunal de La Haya).
Según se ha comentado en algunos sitios y comentarios periodísticos, el Departamento de Estado de USA, habría manifestado su "inquietud" por la naturaleza de los anuncios que se preparaban. El hecho de que se hubiera convocado a la totalidad de las fuerzas económicas, sociales y –sobre todo- políticas a una acto en la Casa de Gobierno (como probablemente no ocurría desde fines de 2005) evidentemente puso en guardia a mas de un servicio diplomático; y el norteamericano no es el menor en este mundo.
Si los anuncios que se preparaban iban en la o las dos líneas mas arriba mencionadas, quizá su “no-anuncio” haya respondido a “presiones”, insinuaciones o directos pedidos de terceras partes. En todo caso, queda la sensación de que algo grande venía y –después de todo- no "fue para tanto". La cuestión sigue siendo porque. Aunque una posibilidad cierta es que haya en funcionamiento algún tipo de "diplomacia subterránea", el motivo de este hipótetico "recule nos lleva a la tercer posibilidad.
El Bluff:
Parece cierto que la suspensión de vuelos (en realidad, del permiso de tránsito), requeriría un mas que simple análisis de los convenios OACI. Cierto es también que esos vuelos se detienen ahora en Río Gallegos (una vez al mes) como consecuencia de la exitosa diplomacia dispuesta por el Palacio San Martín durante el Gobierno de Nestor Kirchner, quien ya había llegado a insinuar la posibilidad de la prohibición a comienzos de su gestión. Aunque a muchos sonaba como lo posible (y hasta deseable) una decisión tal, difícilmente hubiera callado los reclamos kelper/británicos de “bloqueo” que se vienen escuchando desde Diciembre en alguna prensa internacional y local.
La decisión de derivar el conflicto a una “orbita judicial internacional”, por caso el Tribunal de La Haya, hubiera significado –en mi opinión- un cierre definitivo (peligroso e innecesario) a la cuestión. En otras palabras, ¿qué mas queda después de La Haya? Teniendo en cuenta el tamaño, la naturaleza y la historia de “la controversia”, los tiempos judiciales (ya de por si extensos) podrían extenderse por lustros o hasta décadas. Mas aún, ¿qué ocurriría ante la probable situación de que el Reino Unido rechazara participar en “el pleito judicial”? ¿Qué valor tendrían las decisiones allí tomadas, si es que alguna vez se llegara a algo?
Por tanto, puede parecer razonable asumir que estos no eran –desde el vamos- los anuncios originales. Si resulta evidente que “se dejaron correr” (o directamente “echaron a correr”) estas habladurías con tal de generar un nivel de expectativa como el conseguido. Ahora, ¿con que objeto?
A primera vista, y a la luz de los incidentes producidos en la culminación del Acto, parecería que solo se perseguía un fin “sádico”: utilizar a los VGM para anuncios de la nada. En cierto sentido, este argumento alimenta la primer teoría enunciada en este escrito.
Quizá mirando mas allá, aunque es demasiado pronto para hacerlo (pero a caminar se empieza dando un paso), podría verse en el Acto de ayer la culminación de una “maniobra de engaño diplomático”, un Bluff, que puso al contrincante en guardia, que desnudó las maniobras de que se vale para generar y crear tensión (o –directamente- un Casus Belli, como en 1982) y que, por último, terminó incorporando una nueva carta al juego diplomático, en la forma de una presentación ante el Consejo de Seguridad de la ONU por “militarización y amenaza a la paz”.
Para aquellos que estamos mas o menos familiarizados con la Carta de las Naciones Unidas, hablar de “amenaza a la paz” en el Consejo de Seguridad, no es menor. Y el hecho de que sea Argentina quien ejecute esa jugada, no es para menospreciar o desmerecer: fue justamente una jugada similar la que entre el 30 de Marzo y el 2 de Abril de 1982 ejecutaron los diplomáticos británicos, consiguiendo poco después la sanción de la Resolución 502 que, entre otras cosas, nos reservaba el estatus de “país agresor”.
En lo que va desde la tarde-noche de ayer a hoy, tres teorías posibles sobre el alcance y naturaleza de esos anuncios, parecen ir imponiéndose entre los que piensan y debaten este tema. A continuación un breve análisis sobre ellos.
El humo:
Casi religiosamente, cualquier acto de este Gobierno en torno a Malvinas es catalogado por algunos sectores y analistas como “humo”. La idea es que el Gobierno de CFK (el mismo de siempre que ya va por se tercer periodo, según este análisis) utiliza y agita la causa Malvinas con tal de “ocultar y distraer” a la “opinión pública y el pueblo” de cosas que ocurren en el país. Así, cuando en Septiembre CFK habló ante la ONU, intentaba ocultar una campaña electoral ganada; en Junio, había pretendido distraer y convocar en torno a su figura para ocultar la “cierta imposibilidad de que hubiera Internas en Agosto”; cuando algunos meses antes había dado el nombre de Tte Fiorito al helipuerto de la Casa Rosada, era “simple oportunismo”… y la lista es tan extensa como actos en torno a Malvinas han sido hechos.
Ciertamente parece una niñería propia de un prejuicio ideológico muy primitivo el asignar a cada acto del Gobierno en torno a Malvinas la función de “humo”, es decir, de ocultamiento de otras cosas. Las movilizaciones de Famatina no se ocultan mas que lo que los noticieros de TV dispongan, los desastres de la lluvia en Córdoba y Buenos Aires no se ocultan simplemente por hablar de Malvinas, y –en estos días mas que nada- que los habitantes de la ciudad capital tengan que hacer cola para conseguir la tarjeta SUBE en condiciones inclementes, no se puede –como el Sol- tapar con una mano. Flaco favor a la “causa de Malvinas” y al resto de las expresiones y causas populares hacen quienes pregonan que cada acto del gobierno es “humo”; poco conocen –y por ello desprestigian- la tradición, patriotismo y sagacidad del Cuerpo Profesional de la Diplomacia Argentina.
“La reculada”:
En segundo lugar, y siempre fundamentándose en las expectativas que se habían creado en los días previos al discurso de ayer, cabe hablar de la posibilidad de que –en realidad- los anuncios originales hubieran sido “cajoneados” o suspendidos, e intercambiados por los que ayer se escucharon.
En varios espacios (escritos, virtuales y televisivos) se había especulado con dos posibles (y graves) medidas: una, la suspensión del permiso de tránsito por espacio aéreo argentino para el vuelo de LAN; dos, la posibilidad de propulsar una resolución al conflicto de la Soberanía en otro ámbito jurídico externo (en la línea de una idea que parece haber venido ganando fuerza en los últimos años, se llegó a especular con una presentación ante el tribunal de La Haya).
Según se ha comentado en algunos sitios y comentarios periodísticos, el Departamento de Estado de USA, habría manifestado su "inquietud" por la naturaleza de los anuncios que se preparaban. El hecho de que se hubiera convocado a la totalidad de las fuerzas económicas, sociales y –sobre todo- políticas a una acto en la Casa de Gobierno (como probablemente no ocurría desde fines de 2005) evidentemente puso en guardia a mas de un servicio diplomático; y el norteamericano no es el menor en este mundo.
Si los anuncios que se preparaban iban en la o las dos líneas mas arriba mencionadas, quizá su “no-anuncio” haya respondido a “presiones”, insinuaciones o directos pedidos de terceras partes. En todo caso, queda la sensación de que algo grande venía y –después de todo- no "fue para tanto". La cuestión sigue siendo porque. Aunque una posibilidad cierta es que haya en funcionamiento algún tipo de "diplomacia subterránea", el motivo de este hipótetico "recule nos lleva a la tercer posibilidad.
El Bluff:
Parece cierto que la suspensión de vuelos (en realidad, del permiso de tránsito), requeriría un mas que simple análisis de los convenios OACI. Cierto es también que esos vuelos se detienen ahora en Río Gallegos (una vez al mes) como consecuencia de la exitosa diplomacia dispuesta por el Palacio San Martín durante el Gobierno de Nestor Kirchner, quien ya había llegado a insinuar la posibilidad de la prohibición a comienzos de su gestión. Aunque a muchos sonaba como lo posible (y hasta deseable) una decisión tal, difícilmente hubiera callado los reclamos kelper/británicos de “bloqueo” que se vienen escuchando desde Diciembre en alguna prensa internacional y local.
La decisión de derivar el conflicto a una “orbita judicial internacional”, por caso el Tribunal de La Haya, hubiera significado –en mi opinión- un cierre definitivo (peligroso e innecesario) a la cuestión. En otras palabras, ¿qué mas queda después de La Haya? Teniendo en cuenta el tamaño, la naturaleza y la historia de “la controversia”, los tiempos judiciales (ya de por si extensos) podrían extenderse por lustros o hasta décadas. Mas aún, ¿qué ocurriría ante la probable situación de que el Reino Unido rechazara participar en “el pleito judicial”? ¿Qué valor tendrían las decisiones allí tomadas, si es que alguna vez se llegara a algo?
Por tanto, puede parecer razonable asumir que estos no eran –desde el vamos- los anuncios originales. Si resulta evidente que “se dejaron correr” (o directamente “echaron a correr”) estas habladurías con tal de generar un nivel de expectativa como el conseguido. Ahora, ¿con que objeto?
A primera vista, y a la luz de los incidentes producidos en la culminación del Acto, parecería que solo se perseguía un fin “sádico”: utilizar a los VGM para anuncios de la nada. En cierto sentido, este argumento alimenta la primer teoría enunciada en este escrito.
Quizá mirando mas allá, aunque es demasiado pronto para hacerlo (pero a caminar se empieza dando un paso), podría verse en el Acto de ayer la culminación de una “maniobra de engaño diplomático”, un Bluff, que puso al contrincante en guardia, que desnudó las maniobras de que se vale para generar y crear tensión (o –directamente- un Casus Belli, como en 1982) y que, por último, terminó incorporando una nueva carta al juego diplomático, en la forma de una presentación ante el Consejo de Seguridad de la ONU por “militarización y amenaza a la paz”.
Para aquellos que estamos mas o menos familiarizados con la Carta de las Naciones Unidas, hablar de “amenaza a la paz” en el Consejo de Seguridad, no es menor. Y el hecho de que sea Argentina quien ejecute esa jugada, no es para menospreciar o desmerecer: fue justamente una jugada similar la que entre el 30 de Marzo y el 2 de Abril de 1982 ejecutaron los diplomáticos británicos, consiguiendo poco después la sanción de la Resolución 502 que, entre otras cosas, nos reservaba el estatus de “país agresor”.
Saludos
Christian