por Beatrice Mar Oct 11, 2011 3:51 pm
El uso de la palabra "invasión" es una simple provocación, porque el autor conoce el efecto que produce en el ser argentino de muchos. Pero pierde automáticamente su peso cuando él mismo se encarga de justificar la adopción de dicho término haciendo un paralelo con la invasión a Normandía. Es decir, que termina por admitir que se trató de una recuperación.
Yofre tiene, en mi opinión de simple lectora, muchos pros y muchos contras. Imagino que, a pesar del perjuicio que puede significar para la memoria de la guerra que trascienda su relato, el solo hecho de que escriba sobre el tema puede llegar a ser un potente disparador para que nuevas mentes curiosas indaguen en la historia de Malvinas. Porque Yofre vende. Y especulo con que una de las razones de su éxito editorial, se basa en que dice cosas que otros quieren escuchar y no forman parte del relato oficial. Sin ir más lejos, su libro "El escarmiento" no sólo fue un boom, sino que detrás suyo avanzaron como por inducción muchos otros libros de autores que refutan la historia que hoy nos quieren contar. Por ejemplo, desmitifica el idealismo de los grupos terroristas y salvaguarda el honor de Héroes de Malvinas, juzgados hoy por crímenes de lesa humanidad. Esto último, desconozco si consta en su nuevo libro, pero sí lo oí de su boca en todas las notas que le hicieron.
Su mirada crítica sobre la Guerra de Malvinas tiene su origen en la distancia geográfica en que le tocó vivir ese '82. Es común oir a nuestros compatriotas en el exterior opinar sobre nuestros sucesos, nuestros errores, derrotas y fracasos con un dejo de superioridad . Tal vez sea más clara la mirada desde afuera, o quizás así duela menos. Pero lo importante es que, según comentan quienes lo leyeron y lo demuestra el mismo Yofre en los reportajes a los que acudió por estos días, la crítica está orientada hacia los miembros de la Junta, por inoperantes, improvisados, sumando anécdotas que rozan el ridículo, y no hacia los combatientes. Si no ahondó sobre este aspecto, deberán salir otros escritores a ponerlo en valor.
En síntesis, como "contra" pesa el descrédito a todas las decisiones y maniobras del gobierno argentino, y el hacerse eco de la propaganda británica. Sus relatos suelen ser un compendio de informes y documentos, más chismes de primera mano, pero sin revelar la fuente, y episodios que hacen ruido por lo ridículos o curiosos, pero que en definitiva carecen de peso histórico. Esto es más personal aún: Tanto hablando como escribiendo deja inconcluso el mensaje, cosa que me nerva. Sepan disculpar mi subjetividad.
Como positivo, vuelvo a subrayar el hecho de que a casi treinta años, un autor de best-sellers ponga sobre la arena el tema Malvinas. Y es la oportunidad para desempolvar testimonios, vivencias y bibliografía existente, a fin de reflotar los valores de heroísmo, patriotismo y hermandad que surgen de las historias reales que tenemos el privilegio de ir conociendo.
A modo de contrapeso, propongo "Malvinas /82, cómo y porqué", de Alberto A. De Vita, 1994. Y cito un fragmento de su prólogo:
"Ahora que todos han hablado.
Ahora que parece que todo está dicho.
Ahora que ellos están tranquilos.
Ahora que parece que nada hay por agregar.
Ahora que el triunfo parece ser absoluto.
Ahora que han logrado que la vergüenza, la pena y el olvido nos inunden.
Ahora.
En este preciso momento, doce años después.
Ahora,
es el tiempo de la verdad".